viernes, 29 de abril de 2011

parte 4

    Si, pero.. ¿cómo? No se cómo actuar, no se que hacer, no se nada… Espera, ¿de hace cuánto es la carta?
    Mmmm de hace como 1 mes o así, ¿por qué?
    Decía que la ejecutaban en…
    ¡2 meses! – la interrumpí – entonces solo, solo tenemos un mes… Pues, pues mas nos vale ponernos en marcha.
    Cierto, ¿A dónde vamos primero?
    Lo lógico sería comprar provisiones, pero aquí es difícil encontrarlas – razoné.
    ¡Pues vayamos a tu pueblo!
    De acuerdo, en marcha.
Y así, sin más, comenzamos a andar hacia mi pueblo, estaba impaciente por llegar. Al fin iba a hacer algo por Liss. Recorrimos campos de arroz, pasamos por granjas llenas de animales, atravesamos con cuidado un bosque, cruzamos uno o dos ríos y al fin, llegamos al pueblo. A Maddie, se la veía emocionada porque íbamos a rescatar a su hermana, porque por fin la vería. No hablamos desde que estuve en su “casa”.
Se le notaba que no tenía confianza en mi, no se fiaba de mi; ni un pelo. En la entrada del pueblo me esperaba Andrea, que como siempre, se había enterado de que veníamos. Nos ayudó con la compra de provisiones, nos alojamos en su casa durante unos días. Maddie no dormía por las noches, leía y releía la carta de su hermana una y otra vez. Pero ya no le cayó ni una sola lágrima más. 
 El día de antes de marcharnos, Andrea nos reunió en su salón; y nos dijo:
    Chicos, escuchadme, esto que os voy a decir es muy importante. Luke, desde tu aventura en el reino de las brujas, los guerreros de Kiltrya han protegido la entrada a todos aquellos que no son lo suficientemente inteligentes para ir resolviendo una serie de acertijos.
    Bien – dijo Maddie – eso podemos hacerlo, y ¿dónde están esos acertijos?
    Verás – explicó Andrea – no es que dude de vosotros, y menos de ti Luke, entendedlo; pero dudo que seáis capaces de resolverlo vosotros solos. Es más, ni siquiera los filósofos más grandes del reino y los más estudiosos han logrado resolverlo.
    Andrea – insistí – ve al grano por favor. No se si sabes que hay una vida en juego…
    Si, vale, bueno que os he conseguido ayuda. Si la queréis aceptar, claro – entraron tres personas, dos chicas y un chico, él parecía fuerte y una de las dos chicas, la más alta, también. La otra, bueno, era rubia, bajita, ojos verdes. Parecía frágil, muy frágil – Bien, él – señaló al chico – es Jen, sabe pelear, cazar, y creo que os servirá de ayuda. Ella – señaló a la chica más alta – es Kate, con pocos recursos, es capaz de abrir cualquier celda. Y – solo quedaba la chica rubia – ella es Nikki, bueno, Nikki es lista, muy lista, y os será de gran ayuda para los acertijos.
    Vale, ahora a mi me gustaría hablar con cada uno de ellos yo sola, por favor – pidió Maddie.
    Vale, bien, pero rapidito – tercié yo – pero Maddie, me gustaría estar presente.
    Bien, pero en silencio.
    De acuerdo.
Jen:
Jen, era un chico alto, moreno de piel y con el pelo color carbón. Era fuerte, inteligente, y, todo hay
que decirlo, tenía su atractivo. Ojos verde esmeralda. Sinceramente, era el tipo perfecto para
Maddie, se le veía que tenía madera de líder. Maddie empezó a hablar: 
    ¿Tu nombre es? 
    Jen.
    Vale, y ¿qué pretendes ayudándonos?
    Bueno, buscaba aventuras, y una chica guapa a la que demostrarle mis grandes dotes de luchador.
    Interesante. ¿Cuál es tu historia?
    ¿Mi historia? ¿A qué te refieres?
    Tú sabrás, de donde eres, donde aprendiste a luchar…
    ¡Ah, eso! Pues soy del desierto. Vivía allí con mi padre, vine aquí cuando él murió. Me he ganado la vida vendiendo los animales que cazaba a las carnicerías. Me apetecía cambiar de rutina.
    Si bien, pero ¿qué papel crees que tendrás en esto?
    Hombre, soy un líder nato.
    Oh, oh… olvídate de eso señor desierto – intervine.
    Luke, te dije que estuvieras callado y, el líder será quien tenga que serlo así que si vamos a empezar así, ninguno de vosotros dos lo será. Tú, Jen, dile a la otra chica, la rubia no, la otra.. Dile que pase.
    De acuerdo.
Kate:
Una chica alta, esbelta, de buenas proporciones, que me miraba con una mirada pícara y cada vez que
posaba sus ojos en mi, éstos tenían un brillo especial que la delataba. Maddie se dio cuenta, supongo,
porque me echó de la habitación.
Cuando Kate salía, volví a entrar.
    Maddie, ¿por qué me has echado?
    ¿No lo has notado?
    ¿El que?
    Está loca por ti.
Nikki:
Rubia, bajita, ojos azules, parecidos a los de Liss. Liss… cuantas ganas tenía de verla de nuevo.
Maddie interrumpió mis pensamientos:
    A ver, …
    Nikki..
    Nikki, ¿por qué estás aquí?
    Bueno, porque sois mi única oportunidad de entrar en el reino de Kiltrya.
    Y ¿para qué quieres entrar?
    Busco a mi hermano pequeño.
    ¿Y eso?
    Veréis, yo soy del pueblo Witch-storm…
    Tormenta de brujas… - susurré.
    Cada año, las brujas hacen un sorteo y se llevan a diez niños del pueblo. Jackie, mi hermano, estaba entre ellos. Solo tres sobreviven hasta el final…
    Y ¿qué te hace pensar que siendo tu hermano – Nikki no hizo caso del comentario. Maddie estaba siendo muy dura con ella – habrá sobrevivido?
    Simplemente lo sé…
    “Simplemente lo sé” – dijo Maddie en tono burlón – ¿y ésta quiere acompañarnos?
    ¡Maddie! – grité – te estás pasando, ¿por qué eres así de dura con ella? Continúa Nikki, por favor.
    Gracias, solo tres sobreviven hasta el final, y los ponen durante dos semanas cada uno en una celda cerrada en medio de la plaza, con la llave encima de un árbol. Serán libres si sus familiares son capaces de rescatarlos.
    ¿Cómo sabes todo eso? – le pregunté.
    Porque hace cuatro años, yo estuve dentro de esas jaulas, yo pasé las pruebas de las brujas, y mi primo me sacó de la jaula el primer día.
    Ah, lo siento. Bueno, Maddie ¿contenta? Ya has hablado con todos, ¿podemos irnos?
    Si, claro – dijo, con una voz casi inaudible – Pongámonos en marcha.

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