viernes, 3 de junio de 2011

parte 6

Seguimos caminando, sin hablar, podría jurar que Nikki estaba pensando en su hermano, pero no podría asegurarlo. Yo, evitaba pensar, evitaba ilusionarme, porque en solo un segundo todo podría estropearse, y no podría volver a ver a Liss nunca. Casi sin darnos cuenta, ya habíamos caminado poco más de una hora, y llegábamos a una especie de cueva. Entramos.
—Aquí no hay salida – dije – nos habremos equivocado.
—No, la salida tiene que estar en algún sitio, esto debe ser una especie de acertijo, la cuestión es encontrarlo.
—Ya, pero no lo encontramos, ese es el problema.
—Luke, tranquilízate ¿vale? Lo encontraremos, además – mojó el dedo en el barro y me escribió en el brazo la palabra “suerte” - ¿qué tenemos?
—Suerte – dije yo, con una sonrisa en la cara. Ella soltó una carcajada y seguimos buscando el acertijo, aunque no por mucho tiempo más, encontramos un entrante en la pared de la cueva.
Metí la mano y de repente apareció detrás nuestra una roca con una inscripción grabada:
Espero que estéis preparados para adentraros en el túnel de la verdad, este túnel revelará vuestros más oscuros temores.
Debéis tener mucho cuidado o podréis enloquecer dentro, salid rápido y no creáis nada de lo que dicen las voces.
Suerte.
Nikki y yo sonreímos al ver de nuevo la palabra suerte, nos miramos y volvimos a apretar en el entrante de la pared de la cueva, una puerta se abrió a nuestros ojos, entramos.
Caminamos y caminamos y no pasaba nada.
—No puede ser – dijo Nikki, sacando a la luz mis pensamientos – no puede ser tan fácil, ni siquiera esto es una prueba…
—Quizá tengamos… ¿suerte?
—No, no creo.
Seguimos caminando en silencio, y cuando el cansancio comenzaba a hacer mella en nosotros, escuchamos una voz.
—Luke, ¿qué haces aquí? No te necesito,…
—¿Liss? ¿Dónde estás? – grité.
—… se que me quieres, pero yo contigo no querré nada, nunca. No te sirve de nada estar aquí.
—¡Liss! ¿Dónde estás? – y empecé a correr tras la voz.
—¡Luke! ¡Para! – era Nikki, que me gritaba mientras corría detrás de mí - ¡Es mentira! Luke, ella no está aquí, nunca lo ha estado.
Frené en seco, me di la vuelta y la miré. La fulminé con la mirada, si las miradas matasen…
—¡No! Era, era, era ella. La he oído.. Liss… - balbuceé.
—No, Luke, ella está aún en la mazmorra esperándote, esperando a que tu…
—¡No! Tu lo que quieres es que no vaya con ella. Nunca imaginé que tú fueras así. Tu. Nikki…
—Luke, no te miento, créeme por favor…
—Sucia traidora, ¡tu lo que quieres es quitarte a Liss de encima! – vi sus ojos empapados en lágrimas, pero no hice caso - ¡Vete! No me sigas, no quiero volver a verte. ¡Nunca!
Y corrí, corrí, corrí y corrí hasta que no pude más, corrí hasta que comprendí que Liss no estaba aquí, que Nikki tenía razón, y que no debería…
Y mi último pensamiento antes de desmayarme no fue para Liss, sino para Nikki, pensé "suerte".

domingo, 1 de mayo de 2011

parte 5

Esa noche soñé con Liss, soñé que conseguíamos llegar hasta su celda, que conseguía verla y ella me veía, entonces se la llevaban, y yo corría, corría y corría detrás suya. Pero mientras más corría más se alejaba ella. Me desperté gritando.
Era medianoche, decidí dar un paseo por el pueblo, caminé por las calles de piedra que me recordaban a mi infancia. Crucé el riachuelo que separaba la zona más pobre de la más rica. Y llegué a la plaza, la plaza hecha hacía dos años en honor a Hammkel, el guerrero que protegió nuestro reino de las brujas y todo tipo de criaturas, hasta que en una de sus aventuras cayó preso en el reino de Kiltrya y nada más se supo de él nunca.
Iba de vuelta a casa de Andrea cuando oí un ruido detrás de unos matorrales, decidí ir a ver, había alguien. Le vi salir corriendo, así que decidí seguirle. Atravesamos la pradera que había detrás de la casa, era un chico, algo más joven que yo. Podía alcanzarle, corrí más rápido. El muchacho era ágil, muy ágil. Salté varios troncos, el chico ya no estaba. No podía ser, decidí seguir adelante pero no lo vi.
Pensé que lo mejor sería volver a casa de Andrea y descansar un poco, además ya estaba amaneciendo.
Cuando ya estaba casi entrando, se oyeron gritos:
    ¿¡¿Dónde está Luke?!? ¿¡¿Alguien sabe donde se ha metido este chico?!?
    Tranquila Maddie, estoy aquí.
    ¿Dónde estabas? – me gritó.
    Salí a dar una vuelta, pensé que aún estaríais durmiendo.
    ¿Durmiendo? Tenemos que salir ya Luke, o es que no lo entiendes. Quién sabe lo que nos costará llegar hasta allí, además tenemos que resolver los acertijos y todo.
    Emm,.. Chicos – intervino Nikki.
    ¿¡¿Qué quieres tú ahora?!? – le gritó Maddie.
    Que, ayer por la tarde fui al cuartel de los guardias, y bueno, les pregunté que si la seguridad del reino de las brujas era buena, me dijo que hay dos caminos disponibles, cada uno con sus correspondientes acertijos…
    ¿Cómo conseguiste que te lo dijeran? – preguntó Kate, curiosa.
    Fácil, les dije que tenía una hermana pequeña y quería saber si podría entrar sin querer en el reino de las brujas y, bueno, digamos que se le escapó.
    Bien hecho – dijo Jen.
    Cierto – admití-
    Bueno chicos ya os podéis dejar de tonterías – nos interrumpió Maddie – Bien, nos separaremos, Jen, Kate y yo iremos por un lado. Y por el otro tú y Nikki, ¿de acuerdo, Luke?
    Si, vale. Pero…
    Nada de “peros” . En marcha – y salió por la puerta.
    Pues, eso si, en marcha – repitió Jen.
Cargué con mis provisiones y salí de la casa, seguido de los demás. Cruzamos el pueblo rápidamente, pasamos por mi antigua casa, pero me abstuve de mirar, no quise recordar el pasado, pasé página, y no pensaba volver atrás. Vimos el bosque de lejos y el camino que había recorrido esta misma mañana, persiguiendo a aquel misterioso chico. ¿Quién sería? Nos internamos en el bosque, cruzamos el riachuelo, y caminamos durante poco más de dos horas. Nadie se opuso cuando Jen sugirió que paráramos a descansar. Nos sentamos en unas rocas y el silencio se apoderó del momento. Maddie parecía abatida; Kate, impaciente por seguir; Jen, muy cansado, como Nikki. Bebimos algo de agua y nos dispusimos a seguir caminando. Al cabo de media hora llegamos a la bifurcación del camino.
—¿Izquierda o derecha? – preguntó Jen.
—Derecha nosotros – dijo Maddie, decidida.
—Bien Nikki, vayamos por la izquierda. Maddie, suerte, nos encontraremos dentro, en la sala Nhyal ¿de acuerdo?
—Bien, pero… ¿y si uno de los dos grupos no llega? – preguntó Kate.
—¿Qué te hace pensar eso? – dijo Jen – en poco tiempo estaremos allí, no lo dudes. Nikki, Luke, muchísima suerte. Hasta pronto.
—Adiós Jen – dijo Nikki antes de que nos adentráramos en el camino de la izquierda.

viernes, 29 de abril de 2011

parte 4

    Si, pero.. ¿cómo? No se cómo actuar, no se que hacer, no se nada… Espera, ¿de hace cuánto es la carta?
    Mmmm de hace como 1 mes o así, ¿por qué?
    Decía que la ejecutaban en…
    ¡2 meses! – la interrumpí – entonces solo, solo tenemos un mes… Pues, pues mas nos vale ponernos en marcha.
    Cierto, ¿A dónde vamos primero?
    Lo lógico sería comprar provisiones, pero aquí es difícil encontrarlas – razoné.
    ¡Pues vayamos a tu pueblo!
    De acuerdo, en marcha.
Y así, sin más, comenzamos a andar hacia mi pueblo, estaba impaciente por llegar. Al fin iba a hacer algo por Liss. Recorrimos campos de arroz, pasamos por granjas llenas de animales, atravesamos con cuidado un bosque, cruzamos uno o dos ríos y al fin, llegamos al pueblo. A Maddie, se la veía emocionada porque íbamos a rescatar a su hermana, porque por fin la vería. No hablamos desde que estuve en su “casa”.
Se le notaba que no tenía confianza en mi, no se fiaba de mi; ni un pelo. En la entrada del pueblo me esperaba Andrea, que como siempre, se había enterado de que veníamos. Nos ayudó con la compra de provisiones, nos alojamos en su casa durante unos días. Maddie no dormía por las noches, leía y releía la carta de su hermana una y otra vez. Pero ya no le cayó ni una sola lágrima más. 
 El día de antes de marcharnos, Andrea nos reunió en su salón; y nos dijo:
    Chicos, escuchadme, esto que os voy a decir es muy importante. Luke, desde tu aventura en el reino de las brujas, los guerreros de Kiltrya han protegido la entrada a todos aquellos que no son lo suficientemente inteligentes para ir resolviendo una serie de acertijos.
    Bien – dijo Maddie – eso podemos hacerlo, y ¿dónde están esos acertijos?
    Verás – explicó Andrea – no es que dude de vosotros, y menos de ti Luke, entendedlo; pero dudo que seáis capaces de resolverlo vosotros solos. Es más, ni siquiera los filósofos más grandes del reino y los más estudiosos han logrado resolverlo.
    Andrea – insistí – ve al grano por favor. No se si sabes que hay una vida en juego…
    Si, vale, bueno que os he conseguido ayuda. Si la queréis aceptar, claro – entraron tres personas, dos chicas y un chico, él parecía fuerte y una de las dos chicas, la más alta, también. La otra, bueno, era rubia, bajita, ojos verdes. Parecía frágil, muy frágil – Bien, él – señaló al chico – es Jen, sabe pelear, cazar, y creo que os servirá de ayuda. Ella – señaló a la chica más alta – es Kate, con pocos recursos, es capaz de abrir cualquier celda. Y – solo quedaba la chica rubia – ella es Nikki, bueno, Nikki es lista, muy lista, y os será de gran ayuda para los acertijos.
    Vale, ahora a mi me gustaría hablar con cada uno de ellos yo sola, por favor – pidió Maddie.
    Vale, bien, pero rapidito – tercié yo – pero Maddie, me gustaría estar presente.
    Bien, pero en silencio.
    De acuerdo.
Jen:
Jen, era un chico alto, moreno de piel y con el pelo color carbón. Era fuerte, inteligente, y, todo hay
que decirlo, tenía su atractivo. Ojos verde esmeralda. Sinceramente, era el tipo perfecto para
Maddie, se le veía que tenía madera de líder. Maddie empezó a hablar: 
    ¿Tu nombre es? 
    Jen.
    Vale, y ¿qué pretendes ayudándonos?
    Bueno, buscaba aventuras, y una chica guapa a la que demostrarle mis grandes dotes de luchador.
    Interesante. ¿Cuál es tu historia?
    ¿Mi historia? ¿A qué te refieres?
    Tú sabrás, de donde eres, donde aprendiste a luchar…
    ¡Ah, eso! Pues soy del desierto. Vivía allí con mi padre, vine aquí cuando él murió. Me he ganado la vida vendiendo los animales que cazaba a las carnicerías. Me apetecía cambiar de rutina.
    Si bien, pero ¿qué papel crees que tendrás en esto?
    Hombre, soy un líder nato.
    Oh, oh… olvídate de eso señor desierto – intervine.
    Luke, te dije que estuvieras callado y, el líder será quien tenga que serlo así que si vamos a empezar así, ninguno de vosotros dos lo será. Tú, Jen, dile a la otra chica, la rubia no, la otra.. Dile que pase.
    De acuerdo.
Kate:
Una chica alta, esbelta, de buenas proporciones, que me miraba con una mirada pícara y cada vez que
posaba sus ojos en mi, éstos tenían un brillo especial que la delataba. Maddie se dio cuenta, supongo,
porque me echó de la habitación.
Cuando Kate salía, volví a entrar.
    Maddie, ¿por qué me has echado?
    ¿No lo has notado?
    ¿El que?
    Está loca por ti.
Nikki:
Rubia, bajita, ojos azules, parecidos a los de Liss. Liss… cuantas ganas tenía de verla de nuevo.
Maddie interrumpió mis pensamientos:
    A ver, …
    Nikki..
    Nikki, ¿por qué estás aquí?
    Bueno, porque sois mi única oportunidad de entrar en el reino de Kiltrya.
    Y ¿para qué quieres entrar?
    Busco a mi hermano pequeño.
    ¿Y eso?
    Veréis, yo soy del pueblo Witch-storm…
    Tormenta de brujas… - susurré.
    Cada año, las brujas hacen un sorteo y se llevan a diez niños del pueblo. Jackie, mi hermano, estaba entre ellos. Solo tres sobreviven hasta el final…
    Y ¿qué te hace pensar que siendo tu hermano – Nikki no hizo caso del comentario. Maddie estaba siendo muy dura con ella – habrá sobrevivido?
    Simplemente lo sé…
    “Simplemente lo sé” – dijo Maddie en tono burlón – ¿y ésta quiere acompañarnos?
    ¡Maddie! – grité – te estás pasando, ¿por qué eres así de dura con ella? Continúa Nikki, por favor.
    Gracias, solo tres sobreviven hasta el final, y los ponen durante dos semanas cada uno en una celda cerrada en medio de la plaza, con la llave encima de un árbol. Serán libres si sus familiares son capaces de rescatarlos.
    ¿Cómo sabes todo eso? – le pregunté.
    Porque hace cuatro años, yo estuve dentro de esas jaulas, yo pasé las pruebas de las brujas, y mi primo me sacó de la jaula el primer día.
    Ah, lo siento. Bueno, Maddie ¿contenta? Ya has hablado con todos, ¿podemos irnos?
    Si, claro – dijo, con una voz casi inaudible – Pongámonos en marcha.

jueves, 28 de abril de 2011

parte 3

- Vayamos a mi casa, si no te importa - me dijo Maddie.
Bueno, casa, lo que se dice casa no parecía. Estaba sucia, llena de basura excrementos, bueno de todo un poco. Era obvio que allí no vivía solo ella. Cruzamos una puerta de madera carcomida por los años y entramos en lo que parecía una especie de despacho, más limpio que el resto.
- ¿Quién eres y que sabes de mi hermana? - me preguntó nada más entrar.
- Me llamo...
- Luke, si eso ya lo has dicho - me interrumpió.
- Se dónde está tu hermana y bueno, será mejor que leas esto - y le di la carta.
Pude observar como su expresión cambiaba completamente mientras la leía y cómo sus ojos verde esmeralda se llenaban de lágrimas preguntando por qué.
- Y... ¿por qué? ¿por qué me das esto?..
- Quiero salvarla..
- ¿Por qué? ¿por qué un chico como tu quiere salvar a mi hermana? ¿de qué la conoces? ¿cómo. cómo has conseguido la carta? ¿me la puedo...
- .. quedar? - le interrumpí - claro.
La miré a los ojos y decidí contarle mi historia:
- Era una soleada mañana de diciembre, algo poco habitual en aquella época, salí de mi casa, que está en un pueblecito a las afueras del reino. Corrían rumores matutinos sobre la princesa Karly, y nadie mejor para contármelos que Andrea, mi prima. Andrea, una chica alta, de pelo castaño claro y ojos marrones que recordaban al otoño, al momento en que las ojas de los árboles caían en la hierba. Andrea inspiraba, e inspira confianza, sabía de todos los rumores que corrían en el pueblo, que no eran pocos. Sabía cuándo, cómo y donde pasaba todo. Así que fui hasta su casa, en la plaza central del pueblo, bañada por el rocío matutino. Se rumoreaba que la princesa Karly había sido vista, junto con otra persona, cerca de la puerta de carbón que, como ya sabes, da paso al reino de Kiltrya. Mi ingenuidad decidió por mi. Crucé la puerta cuando el sol ya se encontraba entre las montañas del norte, con la esperanza de ver a la princesa, de hablar con ella y que se hablara de mi aventura en el pueblo. Y si, la vi. Vi como se la llevaban. De nuevo mi ingenuidad actuó por mi, les seguí, y cuando creí que no me escucharían la llamé. Me equivocaba. Me oyeron. Ella me vio, vio como me capturaban, y yo vi como la llevaban a las mazmorras, nos encerraron en zonas completamente opuestas. Antes nos anunciaron que nuestro destino sería morir en la horca. Mi celda daba a la sala Nhyal. Una o dos noches después, no lo recuerdo bien. Vi salir de la sala a una chica, la chica más bella que mis ojos han contemplado nunca. Morena, pequeño¡ita, pelo rizado largo recogido en una preciosa coleta, y unos ojos azules que no pude dejar de observar durante unos minutos...
- Liss - susurró Maddie.
- Exacto, era ella. Me vio. Y pude ver sus ojos azules, azules como el cielo despejado de las tardes de verano, pero bonitos, tan bonitos como un amanecer desde las montañas. Se acercó, y me preguntó por Karly. Mazmorra de la zona norte, a la izquierda, fue lo que le dije. Se fue y supe que nunca más volvería a verla, una vez más, me equivoqué. Volvió, volvió para liberarme y me dijo que la esperara en la puerta, detrás de los matorrales, que volvería con la princesa y así, al final podría conocerla. Me abrió la celda y se fue corriendo, no tuve tiempo de darle las gracias. La vi marcharse hacia las mazmorras de la zona norte. me escondí detrás de los matorrales y esperé, esperé día y noche pero ella no apareció. Cuando pensaba que había pasado lo peor, vi aparecer a la princesa, pero iba sola. Ni siquiera me miró. Así que volví, volví a las celdas, volví a por esa chica que había arriesgado su vida para salvarme, volví porque se lo debía, porque aún no le había dado las gracias, volví porque no podría vivir sin ver una vez más esos ojos azules, que transmitían una sensación de seguridad, de cariño,... Porque hasta ese momento nunca había creído en el amor a primera vista. La encontré en la celda donde antes estaba Karly, me miró a los ojos y me sonrió, me sonrió con sus ojos bañados en lágrimas, me sonrió y me dijo que me fuera, que me olvidara de ella. Le dije que no pensaría irme sin sacarla de allí, y que quería agradecerle lo que había hecho por mi. Entonces ella me dijo que si quería agradecérselo, que hablara contigo, que tú sabrías que hacer. Le di las gracias y salí de allí. Y aquí estoy. Vamos a rescatarla ¿no?

parte 2

El castillo de la princesa Karly era inmensamente grande, con unas torres de extraña arquitectura y vivos colores propios de su familia. Una puerta de madera, con unas aldabas tan grandes que pensé que no podría con ellas para llamar, me equivocaba.
Me atendió uno de los muchísimos criados de la princesa, era un chico joven, moreno, vestía el uniforme rojo y morado típico de los trabajadores de Olihyia. Le dije que tenía un mensaje urgente para la princesa, muy urgente. Minutos después, Karly me recibía en el gran comedor del castillo. Le entregué la carta de Liss, su respuesta, hostil y seca; me hizo dudar del futuro del reino:
— Puede irse.
— Pero – le repliqué – solo usted puede ayudarla, y…
— He dicho que se vaya – me respondió.
— Bien, siento haberla molestado – titubeé antes de atreverme a preguntarle - ¿sabe si Liss tenía familia?
— Tengo entendido que una hermana, una tal Maddie.
— Gracias, gracias y ¿sabría decirme donde puedo encontrarla?
— Si se lo digo, ¿me promete que se irá de una vez?
— Si, princesa, se lo prometo – le dije totalmente convencido.
— Bien, búsquela en el barrio de Gouermonde.
— Gracias princesa Karly de verdad…
— Váyase – gritó.
— Si, si. Lo siento – respondí, avergonzado.
Y salí apresuradamente del castillo. El barrio de Gouermonde, el barrio de los rateros. ¿Quién sabe cuantas personas se llamarían Maddie allí? Me dirigí a la posada en la que estaba alojado, dormí unas horas y a primera hora de la mañana salí de la andrajosa posada.
Llegué al barrio de los rateros en unas horas, sinceramente, era y es el barrio en peores condiciones de toda Olihyia, y eso ya es decir. La verdad es que Maddie parecía ser famosa, puesto que la encontré en pocos minutos. Me bastó con preguntar en la taberna de la que se encargaba una gruesa mujer llamada Seis, me condujo hasta el comedor donde los que no tenían dinero recibían comida que les proporcionaba el rey. Mesa cuatro.
— Hola, buenos días, discúlpeme – empecé – yo…
— ¿Qué es lo que quieres? – me contestó una de las chicas, una de pelo y piel oscura, y unos preciosos ojos verdes – habla.
— Busco a Maddie, hermana de Liss.
— Si, soy yo, ¿qué quieres?
— Hola, mi nombre es Luke, y tengo noticias de tu hermana.

parte 1

Querida Karly;
Todavía recuerdo el día en que me pediste ayuda, nunca habría imaginado que una chica tan lista y tan bella como tú iba a necesitar la ayuda de una plebeya como yo. Tú eras mejor en todo, más hermosa, más lista, no entendí nada. ¿Qué podía hacer yo que tu no pudieras? Me pediste que te acompañara a un sitio que nunca habías enseñado a nadie, si hubiera sabido lo que nos esperaba allí, nunca habría tenido tantas ganas de llegar. Te pregunté que a dónde íbamos y tú, me dijiste, cuando lleguemos lo sabrás.
Nos acercamos a una puerta negra, negra como el carbón, fue entonces cuando me dijiste:
- Nos vamos a adentrar en un mundo desconocido para todos, yo sé de su existencia gracias al pergamino que trajiste de la Cueva del Ghretenham. La leyenda cuenta que detrás de la puerta de carbón se encuentra el mundo donde está el gran Hammkel…
- ¿Quién es ese Hankel?
- No, no Hankel no. Es Hammkel.
- Vale, pero, ¿quién es? – pregunté, impaciente.
- Oh! Cómo puedes ignorar a tal héroe de Olihyia. No puede ser, fue el gran guerrero, el que después de derrotar a miles de monstruos que asolaron Olihyia, cayó preso de las garras de la bruja.
- ¿Quién, Kiltrya?
- ¡No pronuncies su nombre! – me gritaste.
- ¿Por qué? Evitar pronunciar el nombre de alguien solo incrementa el miedo hacia esa persona.
- ¡Oh! Cállate ya. A ver, te he traído aquí para que entres y…
- Ah ya lo entiendo. ¡Como tu eres una princesa y en el reino te echarán en falta, traes a una simple criada para que haga el trabajo sucio y la niñita de papá no tenga que mancharse las manos! – dije indignada- Y además, si algo saliera mal, ¿qué pasaría? Yo te lo diré, nadie echaría en falta a Liss, la criada de la princesa; pero, ¿y si la princesa entrara y muriera dentro? ¿quién la echaría en falta?, todo el mundo, habría días y días de luto por la persona más cobarde y, … y, bueno da igual, por la persona más cobarde que conozco. No te mereces tu trono. ¡Tu hermano Kolthy lo merece más aún que tu! – y me fui.
- ¡Liss! Espera. – eso fue lo que me gritaste mientras corría por el bosque, de vuelta a casa.
Transcurrieron dos únicos días hasta que en el reino se te empezó a echar en falta. Yo tenía una corazonada, así que esa misma noche cogí provisiones y me dirigí al bosque. Llegué hasta la puerta de carbón y ¿sabes que encontré allí? Tu lazo. Por eso supe que la niñita de papá iba a ensuciarse sus manitas de porcelana.
Perdona que te haya llamado así, pero es que estaba cabreada. Pero bueno, vayamos a lo que pasó, iba a entrar por la puerta cuando oí:
- ¡Liss! No entres aún.
- ¿Taihl? ¿Qué haces aquí?
- Tengo que darte una cosa antes de que entres ahí.
- ¿Darme qué?
- El rey Korth me dijo que te lo diera…
- ¿Qué es?
- No me lo dijo, pero me dijo que te dijera que no lo abras hasta llegar a Stalom Hayl.
- ¿Stalom Hayl?
- No se que es pero debe ser algo de ahí dentro así que, toma.
Era un paquete, aquel paquete dorado que tanto nos complicó la vida, estaba cerrado con un candado y en la tapa habían escritos unos extraños símbolos que no supe identificar.
Entonces, y sin saber lo que aquellos signos decían, me adentré en los dominios de Kiltrya.
Los horrores que encontré al entrar no hace falta que los relate, dado que tú también los has visto.
- ¡Karly! ¿Estás aquí?
- ¿Quién osa entrar en el país de las brujas?- dijo una voz.
Cuando vi acercarse a aquel guardia me escondí en un arbusto cercano a la puerta de carbón.
- Sal de donde estés. No te voy a hacer daño – dijo el guardia.
Fue entonces cuando me decidí a salir de mi escondite y correr hacia un camino lleno de piedras que me llevó a una sala llamada “Nhyal”, supe luego que aquello significaba, en nuestra lengua, “Traductor”.
En el centro de la sala había un libro, era un diccionario. Gracias al cual descubrí el significado de los extraños símbolos que estaban en la tapa de la caja:
LA LLAVE ESTÁ DENTRO
EN EL VALLE DE STALOM HAYL
Al hallar el significado de dichos signos, me dirigí a la salida de la biblioteca y en ella encontré una señal que indicaba en que dirección estaba el valle. Seguí el camino y, en cuestión de horas, llegué a Stalom Hayl, y, efectivamente, allí se hallaba la llave.
Abrí la caja y….:
CUANDO LA PRINCESA SE ADENTRE EN LA TIERRA DE LAS POSEEDORAS DEL DON DEL VUELO,
SERÁ BUSCADA,
PERO LLEGARÁN TARDE,
SU VIDA SE DESVANECERÁ COMO EL VAPOR DE BABA DE SAPO.
SERÁ COMO QUITARLE UN CARAMELO A UN DIJSTROV
SERÁ MUY FÁCIL.
PERO A PESAR DE ESO ELLA VIVIRÁ.
Fue en ese momento cuando comprendí por qué tu padre me había dado esta caja, te busqué, estabas en la mazmorra de la zona norte, en la izquierda.
Fue entonces cuando urdimos el plan, yo distraería a la bruja y tu escaparías, luego, yo te tendría que buscar, pero algo salió mal.
La bruja me cogió y… bueno, digamos que… me hice pasar por ti y… aquí estoy.
Bueno, en dos meses me ejecutan y quería hablar con alguien.
De nada,
Liss

Hola!!

Bien, esta es la historia que estoy escribiendo, mi sueño, escribir un libro. Espero que lo lea alguien y que os guste. Gracias.